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miércoles, 4 de mayo de 2016

LAS MENTIRAS DE LA MATERNIDAD.


El suave viento de Octubre entra por la ventana, y acaricia mi cabello, hace ondear mi blanca bata , y acaricia  el pequeño rostro de mi primer hijo..Como imagen de revista.. ¿no?
Eso es lo que pensé, lo que imaginé  -y deseé -que sería estar en casa con mi anhelado bebé. Paz.Agradecimiento, Alegría... Y nada de eso había en la joven mujer que era , asustada como nunca al tratar de domar al pequeño primogénito que nació con estómago irascible y garganta potente. Lo que pasaba por mi mente en ese tiempom  era una pregunta: ¿cuándo se acabará esto?
Tuve un embarazo complicado, de esos que de dejan 8 meses en reposo, y durante los cuales tuve suficiente tiempo para idealizar lo que la vida maternal sería... pero nunca estuve preparada para estar agotada a las 8 de la mañana y con un persistente olor a flan que evidenciaba mis fracasos de lactancia. Mi bebé era un bebé, y yo pensé que tendría un muñequito a prueba de enfados, al que siempre atendería con sonrisa y una canción..Ya sabes que eso, no es verdad.

Habia creído las mentiras de la maternidad. Y era tan sólo el comienzo. Por muchos años, permanecí ahí, creyendo que en realidad, los hijos eran un tanto molestos. Limitaban. Restringían mi desarrollo. Coartaban mis deseos. Egoísta.

Y no me malentiendas, los amaba. Los amo.  Pero en mi amor por ellos no había ni  gozo, ni mucha bendición, porque yo no conocía a Áquel que es Gozo, Áquel que es amor.  Así que los amaba a mi manera: limitada, egoísta...  y sí, con un tanto de resignación. En cinco años tuve a  los tres. Y en esos cinco años, y en varios siguientes más, hubieron muchos días donde me sentí perdida, agotada, fastidiada de esa vida maternal. No podría ser de otra manera, porque yo vivía para mí. Nada de Cristo, nada de un Padre amoroso que me creó con un propósito especial.

Todo era un lata. Hasta que llegó Él:
"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas las cosas son hechas nuevas. " 2 Corintios 5:17

¡Y me hizo nueva! A lo largo de siete años, Dios ha ido derribando mi orgullo y me ha dado una manera de amar, a todos, pero en especial a mis tres hijos, diferente. Al estilo de Cristo. ¿Cómo?
Digo, esto suena lindísimo, pero si eres mamá, y más si eres madre de peques, sabrás que del plato a la boca, se cae la sopa. Y nos enojamos, desesperamos, renegamos, cansamos y nos volvemos quizá intolerantes con los hijos. Les exigimos, Les demandamos obediencia. Esperamos su agradecimiento y veneración, quizá. Días donde estamos agotadas, desgastadas. Pero la solución es simple:


         " Dios es amor” (1 Juan 4:8).

Y el amor es paciente. Servicial, Sin envidia. No se enfada, Ni busca lo suyo..  Ya sabes todo lo que dice 1 Corintios 13 al respecto.. Pero quizá te pasa como a mí, que ante la presión diaria, mi corazón olvida la palabra de Dios y pone en práctica su vieja manera de vivir, olvidando el impacto que tengo en la vida de mi familia, más aún si digo ser seguidora de Cristo.

Lo que yo hacía- y aún ahora que mis tres son casi adultos- era guardarme un rato. Salir de la situación, del stress, y orar rápidamente, porque el Señor Jesús me fortaleciera. Porque su Santo Espiritu me lleve a ser sabia y callar en momentos donde tengo ganas de gritar y fuerte; orar porque sé que el enemigo muchas veces nubla mi visión, y la cruz parece imposible, lejana y tan poco práctica para mi vida maternal.

Así que memorizar algunas porciones me ha sido de gran ayuda... Aquí te las paso:
"Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor  cubrirá multitud de pecados." 1 Pedro 4:8
Tú igual te equivocas, mamá. El título de madre no te exenta de ser una gran pecadora. Redimida, sí Pero pecadora como tus hijos y todo ser humano que vive en esta tierra. Así que si podemos recordar esto cuando nuestros peques fallan, la cosa será diferente.  
 "Efesios 5:21 Sometéos unos a otros en el temor de Dios"
La gracia de Dios la necesitamos todos. A lo mejor piensas que tus hijos la necesitan más que tú. Pero, no. A lo mejor es al revés.. jajaa. Por eso, servimos y amamos a nuestra familia, nuestros hijos..colgados de la gracia de Cristo, que amó con amor eterno. ¿Quieres agradar a Dios?

 Proverbios 4:18 Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, 
que  va en aumento hasta que el día es perfecto. 
Me equivoco a cada rato, pero sigo. Dios y Su santo Espiritu me alientan a seguir en la batalla. Mis fallas me muestran cuánto le necesito.

Por último, mis hijos me son prestados. Herencia de Dios que debo cuidar. No sé cuánto tiempo más estarán en casa. Sé que un día se irán.. así que quiero impactar en sus vidas. Que vean el amor y paciencia de Cristo por su madre, y que sepan que no hay mejor camino, que seguirle a Él.. Que sean hombres y mujeres rendidos a Jesús, totalmente. Así, simple y sencillamente. Esa es mi oración contínua.

Que el Señor Jesús no ayude a estar viviendo la maternidad a la luz de Su palabra, y no en las penumbras dolorosas y mentirosas que el mundo invita.

!Bendiciones!

C











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