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domingo, 10 de enero de 2016

CELEBRANDO

CELEBRANDO
En esta época decembrina, puedes escuchar a todo el mundo , decir que es tiempo de celebrar, que es época para tener un encuentro con nosotros mismos, tiempo de dejar de pelear, oportunidad de perdón, momento de empezar nuevos proyectos, y un montón de buenas intenciones y deseos, que no pasan de ser eso, buenas intenciones y deseos.
Pero casi nadie menciona que es tiempo de celebrar a Jesús.
Que El es la promesa de salvación cumplida, largamente anunciada desde la caída en el Edén.
Que Jesús, es el Hijo de Dios que vino al mundo, a ser como tú y como yo, pero sin pecar.Emanuel, Dios con nosotros.
Que Jesús, es el Mesías, el Cordero Perfecto de Dios, y que celebrar su nacimiento, es dar gracias por la provisión amorosa e incomprensible de Dios para nuestra salvación.
Que a El, al Cristo, no le mataron. Sino que Él l voluntariamente, entregó su vida en la cruz, tomó todos y cada uno de nuestros pecados, y al morir, nos reconcilió con el Padre.
Que Jesús, como el Dios Poderoso que es. venció a la muerte y ha resucitado.
Que Jesús está vivo.
Que Jesús volverá, ya no como un pequeño e indefenso bebé, sino vestido de Su gloria, como el Rey de Gloria que es.
Queridísima hermana y amiga: la palabra de Dios dice que Jesús vino al mundo, a los suyos, pero los suyos no le conocieron. Y eso es justamente lo que pasa hoy, cuando se celebra todo, menos el nacimiento del Salvador. Le desconocemos. Lo negamos como motivo de nuestro gozo y buscamos otras fuentes que no permanecen.
Se olvida el propósito de Dios:
"Porque de tal manera amo, Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo Unigénito" Juan 3:16a
¿Para qué lo envió?
"Para que todo aquel que en El cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo, al mundo para condenar al mundo, sino para que El mundo sea salvo por EL" Juan 3:16b-17
Si tu ya conoces la Verdad, a Jesús, este y todos los días son hechos por el Señor, para que nos gocemos en el precioso don inefable de Dios, Jesucristo nuestro Salvador.
No nos quedemos calladas, hablemos de Su gloria.

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