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martes, 5 de abril de 2016

EL CORAZÓN DE UNA MADRE QUE ORA POR UN HIJO PRÓDIGO.

 Por Jenny Walsh.
Un día, durante su último año en la escuela secundaria, mi hijo salió de la casa, tomó el auto y retiró dinero de su cuenta de ahorros. Me envió este texto: "No trates de encontrarme." Sabíamos que estaba deprimido y fumaba mariguan, pero ahora nos dábamos cuenta de que era adicto a todo tipo de drogas. Yo estaba llena de furia.
¿Alguna vez pensaste que estabas perdiendo la batalla espiritual por tu hijo? Cuadno una cosa tras otra va mal, peor, incluso mientras oras con todo su corazón? ¿Tienes un hijo, una hija que está en líos con drogas, alcohol, promiscuidad , problemas de identidad sexual, trastornos de la alimentación, depresión, autolesiones, intentos de suicidio, otros trastornos de salud mental, problemas legales, o problemas de comportamiento?
Es una verdadera lucha continuar orando confiadamente, aun cuando las circunstancias son cada vez peores. Lo sé. He estado allí. .
A través del viaje de nuestra familia por estos momentos, estas son algunas de las cosas que el Señor.
1. Orar con fe, no con temor de lo que pueda pasar.
Conforme pasaba el tiempo, , empecé a ver que mis oraciones eran fervientes y sinceras, necesitaban un marco totalmente nuevo. Con la situación con mi hijo, sentí que tenía que orar por todos los escenarios posibles de pensar e imaginar cada día, ya que no sabía dónde estaba, qué peligros enfrentaba…o si estaba vivo.
El Señor reveló suavemente para mí que este tipo de incesantes rezos no se basa, para nada, en la fe... se basa en el miedo. Yo estaba tratando de controlar la situación de una manera diferente. Ya no podía controlar dónde estaba mi hijo o con quién andaba, pero seguía intentando controlar las cosas a través de la oración. Una mañana, esta porción de 2 Crónicas 20:12 saltó a la vista como lo
“no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos”.
Seguí leyendo y llegué a los versículos 15-17:
“Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios." 2 Crónicas 20:15 NTV
“ estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros.” 2 Crónicas 20:17 NTV
Y a través de estos versos, el Señor me animó a poner mi hijo a sus pies cada mañana, y dejar de orar todo el día en angustia. . Mantenerme firme en mi fe , creyendo que el Señor estaba trabajando en al asunto, no importa si podía verlo o no. El sabía qué hacer. Yo no.
Y Él siempre me mostró el siguiente paso a tomar. Y auqneu yo quería saber los próximos veinte pasos, pero Él solo me mostraba el siguiente. . Así es como Él aumentó mi fe.
Al mismo tiempo Isaías 30:15 confirmó a mi corazón: "En arrepentimiento y calma está su salvación, en la quietud y en confianza será vuestra fortaleza."
2. Orar por la liberación de tu hijo pródigo.
Hay momentos en que parece imposible concentrarse en la oración, según pasan las malas nuevas, una tras otra. Cuando ataque espiritual es pesado y te sientes en el fondo del pozo cenagoso, podemos pedir apoyo a algunos amigos de confianza para orar.
Me encanta saber que cada oración que he dicho, pertenece a las copas de oro de incienso delante del trono de la gracia, como leemos en Apocalipsis 5: 8. Ahí están: fuera de mi tiempo humano , pero con el Señor, en la Eternidad. Mis oraciones están ahí, sin importar si soy capaz de otra oración o no. No importa cuán agotada esté. Cristo intercede sin cesar, continuamente, eternamente por nosotros, como dice Romanos 8:34, y el Espíritu Santo intercede por nosotros con gemidos indecibles (Ro. 8:26). Es la intercesión divina de Jesús lo que está sucediendo.
A pesar del agotamiento y desesperanza, con el tiempo, serás capaz de orar de nuevo y con el enfoque debido. Pero por ahora, acuesta, presenta a tu hijo a los pies de Cristo y recuerda que los has puesto en el mejor lugar posible. Puedes tal vez sentir como si no estuvieras haciendo nada, pero has hecho lo que es más importante para la liberación de ellos por Señor.
3. Ore persistentemente a través de la esperanza en Cristo.
He aprendido nuevas maneras de orar para mí y para mi familia. Estas son algunas de las cosas por las que ahora pido.
Para mí
• Pido dejar ir mi vergüenza y culpa, que es la mejor manera en que puedo ayudar a mis hijos y otros.
• Pido evitar engañarme a mí mismo, y confesar pecados ocultos.
• Pido no tratar de controlar o arreglar a los demás y aprender a responder de maneras diferentes.
• Pido que Dios aumente mi fe (Lucas 17: 5) y ayude mi incredulidad (Marcos 9:24).
• Tener fe como aquellos en Hebreos 11 que nunca recibieron lo prometido (v. 39), de modo que yo pueda orar confiadamente, no importa cuáles sean las circunstancias.
• Pido valor. Ser valiente para amar como Él ama, lo que significa no evitar las consecuencias , aunque esto pueda parecer falta de amor.
• Recordar constantemente que mi esperanza es solamente en Cristo, no en los centros de tratamiento, los médicos, las circunstancias o cualquier otra cosa. Mi esperanza es solamente en Cristo.
Para mi familia
• Para hacer que mis hijos se desilusionen de sus decisiones equivocadas, y se sientan cada vez más y más incómodos. El cambio sólo ocurre cuando estamos incómodos.
• Que dejen de engañarse y sean honestos consigo mismos y con los demás reconociendo las mentiras del maligno.
• Para que el Espíritu Santo sobre nuestra familia, sabiendo que Él responde a esto como Él promete en Lucas 11:13.
• Para que el Espíritu conceda la unidad y la curación, guardando nuestro matrimonio y las relaciones entre mis hijos.
• Hemos tratado con trastornos de la alimentación, ansiedad y otros temas entre nuestros hijos. Estas luchas me enseñaron nuevas formas de orar si las circunstancias mejoraron o no.
Después de que mi hijo se fue de casa, volvió una semana más tarde. Ahí comenzó un año de lucha que incluyó tres centros de tratamiento diferentes, dejarlo en un refugio para personas sin hogar, tres meses en las calles, y luego el cuarto tratamiento, central, a través del cual el Señor lo humilló bajo su mano poderosa y lo liberó de la servidumbre del pecado. Hace dos años y medio que está limpio de adicciones, asiste a la universidad, trabaja, y lo más importante, sabe que es Dios quien lo salvó.
No renuncies a la oración. Incluso cuando parece que la batalla se está perdiendo.
Que el Señor te anime y muestre cómo tienes que orar y entregar a sus hijos a Él.
Dios los ama más de lo que jamás podría.
Jenny Walsh

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