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miércoles, 17 de febrero de 2016

RESISTIENDO

 Varias veces me has leído quejarme sobre el calor de mi Mérida, la de Yucatán, que en realidad, sí es intenso la mayor parte del tiempo.. Pero Febrero es diferente. Es el único mes del año donde puedes decir con certeza que hay frío. Cuando mis hijos eran pequeños , la temperatura era baja y la hora del baño se volvía drama nacional, pues ninguno quería pasar la incomodidad de dejar su ropita caliente y meterse al agua . ¿Cuál era su argumento? Después de bañarse, mientras se secaban y vestían, seguramente pasarían mucho frío. Así que mejor, no. Les asustaba el esfuerzo. Fueron alguna veces donde brincaron la tablita y el aseo fue... limitado. Yo misma - y espero que a alguien también le haya pasado así- he pensado en algunos de estos fríos días , que la regadera puede ser opcional. Es decir, entiendo que hay que bañarse, estar limpios y aseados y perfumados y todo lo demás.. pero el frío después de salir del agua, la incomodidad, nos hace dudar. .
Y ayer pensé al salir de la regadera e intentar vestirme a toda velocidad en cómo esta situación, puede aplicarse a nuestra limpieza espiritual. Esas veces donde sabes que la condición de tu corazón no es la más presentable, pero te resistes a ir a Dios.. Esos momentos donde reconoces que más que olor fragante a Dios, tu vida espiritual está llena de desechos de resentimiento y pecado que a más de uno le harian fruncir la nariz. Conocemos cómo estamos, lo sabemos y lo que hacemos es.. nada.
Sabemos que con Dios hay que estar a cuentas. Sabemos que el Señor habita en alturas, y en el corazón contrito y humillado que se expone a El.. Sabemos que una vez que le hemos abierto nuestro corazón a Jesús, el Espiritu Santo nos llama a buscarle a El, de todo corazón... Pero nos escondemos detrás de nuestras razones, nuestras agendas, nuestro miedo de regresar ante Dios así , sucios como andamos cuando El ya nos habia lavado. Andamos resistiendo a Dios. Resistiéndonos a Su gracia. Oponiéndonos a Su limpieza y lavamiento... Pero lo que dice el Espiritu Santo a través de David, es :
"Lávame más y más de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado." Salmo 51:2
Necesito de Dios para mantener mi corazón orientado a El. Necesito Su palabra para aclarar mis deseos, a la luz de la Biblia. Necesito al que es Agua viva, para que Su Espiritu mueva mi voluntad y la someta a El. Dios nos llama a meternos al siempre abundante, intenso y sin fin, chorro de Su gracia. Pero mira:
" En otro tiempo nosotros también éramos necios y desobedientes. Fuimos engañados y nos convertimos en esclavos de toda clase de pasiones y placeres. Nuestra vida estaba llena de maldad y envidia, y nos odiábamos unos a otros." Tito 3:3
Esa era yo. O tal vez tú.
"Sin embargo,Cuando Dios nuestro Salvador dio a conocer su bondad y amor, él nos salvó, no por las acciones justas que nosotros habíamos hecho, sino por su misericordia." Tito 3:4
¿Y qué hizo?
"Nos lavó, quitando nuestros pecados, y nos dio un nuevo nacimiento y vida nueva por medio del Espíritu Santo." Tito 3:5
Así que hemos sido limpias para siempre. Jesús lo hizo en la cruz, una sola vez y para siempre. Nuestro pecado, rojo como la grana, lo ha vuelto blanco, sin mancha.
Pero sé que en mis fuerzas no puedo mantenerme así. Sé que creer en mis intenciones de ser impoluta, confiando en mis hechos y capacidades para hacerlo, es un camino directo al fracaso. Es abrazar mi naturaleza sucia y rechazar Su palabra que limpia. No voy a poder.
Sólo El puede hacerlo cuando me acerco a Jesús. Cuando la fuerza de Su amor, echa fuera todo temor por lo que he estropeado y veo que el camino será, incomodo, difícil. Indeseable. Pero yo sé en Quién he creido y sé que sólo Jesús y Su gracia protectora, me cubrirán cuando el frío de mi pecado, quiere resistir a Su amor, fuente de agua viva.
!Bendiciones, querida!
C

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