Muchos vehículos hoy
en día, cuando presentan algún fallo, deben de someterse al scanner que pueda
determinar el origen y la razón del problema. El mecánico conecta al motor del vehículo,
ese pequeño aparato que en cuestión de minutos, lanza códigos de las áreas para
reparar y a los que, se debe prestar atención si se quiere regresar al buen
funcionamiento del coche. Cambiar las piezas necesarias, limpiar las que lo
requieren, y toda esa onda del cambio de aceite que poco entiendo, pero que
acepto como necesaria.
Supongo que ya intuyes por dónde va el asunto del día. Y si
no, te explico. No te estoy llamando
objeto, pero supongamos por un minuto que nuestra vida se asemeja a la de los
vehículos. Que tenemos una bella y cuidada carrocería, pero que andamos por
ahí, circulando, corcoveando a veces, con la marcha espiritual fuera de tiempo, con nuestro motor de oración bombeando pensamientos y emociones
contaminadas, que a fin de cuentas, acaban por obstruir nuestro corazón, y nos hace parar.
Inservibles, de momento. Detenidas, de momento. Con las fallas evidentes. Con
los demás esquivándonos, sin detenerse en ayudar y sí, comentando toda nuestra
visible calamidad. ¿Te ha pasado?
Sin duda a mí sí. Han
sido tiempos donde puedo sentir que soy algo así como una bomba de tiempo,
dispuesta – y deseosa – de colapsar en cualquier momento, a menos que el Espíritu
Santo me ayude a recordar este, uno de
mis versos predilectos, tal vez de los primeros que logré memorizar:
“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda
espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las
coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.”
Hebreos 4:12
Sabes, no hay mejor escáner, no hay mejor diagnóstico que la
palabra de Dios. A veces buscamos el consejo o el dictamen de alguien que
precise y nombre lo que nos sucede en ese momento, en esas circunstancias. Pero
aquí leo, que lo que el Espíritu Santo inspiró a los 66 escritores, no es letra
muerta.
Está viva, por cuanto procede de Dios, pertenece a Dios y Jesús el Resucitado, el Verbo Encarnado:
“Y aquel VERBO fue
hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del
unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. “ Juan 1:14
La palabra de Dios es poderosa, y ella misma se explica a sí
misma. Es un mensaje activo, valioso, competente, que dirige acciones.
.” Has dado a los que te temen bandera que
alcen por causa de la verdad. Selah” Salmo 60:4
Y así como nos manda mostrar la Verdad a otros, la palabra
de Dios se aplica a nuestra vida como si fuera un scanner. Cuando nos exponemos
a ella, el Espíritu Santo exhibe nuestra propia condición, nuestro estado
espiritual, nuestro pecado. Más allá de andar sermoneando a otros y dando
opinión personal sobre el problema que viven, debemos de preguntarnos ¿qué dice
Dios? ¿Qué dice Su palabra? M as allá de mis palabras, está la palabra de mi Dios.
Esa es la que cuenta.
“Guarda y escucha
todas estas Palabras que yo
te mando, para que haciendo lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová tu
Dios, te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti para siempre. “ Deut
12:28
Lo que El desea para nuestra vida, nos fue dado para
conocerlo y vivirlo: “Porque muy cerca
de ti está la PALABRA, en
tu boca y en tu corazón, para que la cumplas. Deut 30:14
La Biblia nos enseña a buscar al Único que puede sanarnos y
llevarnos al arrepentimiento y vida nueva.
” Y tu corazón se conmovió, y te humillaste delante de Dios al oír sus Palabras sobre este lugar y sobre sus
moradores, y te humillaste delante de mí, y rasgaste tus vestidos, y lloraste
en mi presencia, yo también te he oído, dice Jehová.” 2 Crónicas 34:27
Y por esa vida nueva, vivir agradecidos, reconocer Su amor
por nosotros, y la fidelidad de Dios, a cumplir la promesa de un Cordero
Perfecto.
En Dios alabaré su PALABRA; En Jehová su PALABRA alabaré. Salmo 56:10
“para que en Cristo
Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe
recibiésemos la promesa del Espíritu.” Gálatas 3:14
Si hoy vives una situación complicada, un problema, un
pecado persistente, amiga querida te invito a presentarte ante Dios, Biblia en
mano, para recibir el diagnóstico de falla, la solución del problema y la forma
de sostenerte en pie cuando las cosas duelen. Gracias a Dios por la provisión
que nos dejó en Su palabra... ¿No crees?
Bendiciones!
C
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