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martes, 5 de mayo de 2015

CONFESSIONS TIME


Conversando con una amiga sobre las cosas que pasaban en su vida y cómo afrontar  esos problemas a través de Cristo, y en algún momento de la plática, ella me dijo – palabras más, palabras menos- que me veía muy avanzada en mi vida espiritual y que algún día ella tal vez llegaría ahí. Podrás imaginarte la cara de ¿what?  Que me brotó y mi necesaria aclaración hacia ella de que tengo luchas y pecados en mi vida y que, al igual que todos los cristianos, mi vida diaria es el proceso que Dios usa para pulirme, guiarme, dirigirme.
Pero sabes, ayer me hubiera gustado tener a mi amiguita sentada junto a mí en el coche, mientras el cuida coches intentaba apasionada pero infructuosamente, de dirigir mi proceso de estacionamiento. Y digo apasionadamente, porque este caballero hacia todo un show de manos, boca y silbato para decirme que torciera o enderezara la guía, todo bajo el sol quemante de las tres de la tarde yucateca, y vestido  con gorra, mangas, lentes, y un molesto, insistente deseo de que siguiera sus instrucciones. Quisiera no escribirte esto, pero ni manera.. I must confess.  La verdad es que llegué al centro comercial correteada por la prisa y porque venía conmigo mi adolescente futbolero, muerto de hambre, y  yo urgida de hacer un trámite necesario con mi esposo que amorosamente me esperaba ahí.  O sea, llegue de prisa y francamente, el ver a este pobre hombre haciendo aspavientos y ruido para que yo me estacione, me molestó.. Y decidí no verlo a él, sino buscar mis retrovisores y echarle al cálculo porque yo soy perfectamente capaz de estacionarme S O L A.  Sin ayuda... Y así lo hice, manteniendo mi mirada la frente sin detenerme ni por un momento en el hombre que iba cambiando de lugar para que yo no tuviera excusa para verle.
Total que me estacioné y junto con mi hijo bajé del coche, para enfrentarme con la sonrisa y pregunta de este señor  “¿Verdad que usted no confía en lo que yo pueda decirle? ¿Qué las instrucciones que le doy son un estorbo? ¿Que usted puede hacerlo sola?”

“El camino del necio es derecho en su opinión;  Mas el que obedece al consejo es sabio. El necio al punto da a conocer su ira;  Mas el que no hace caso de la injuria es prudente.”  Prov12:15-16
Mi hijo, nomás me miró y dijo: Ahí está. …

Dios usa todo para hacernos llegar su palabra y creo que ayer, las palabras que este hombre dijo me calaron en el alma y la conciencia, y me hicieron revisar mi vida de obediencia.  ¿Cuántas veces ha querido Dios cuidarme y dirigirme, yo, no lo he dejado? ¿Te ha pasado?  Sabemos Su palabra, pero no la ejercemos.  Sabemos que ni a derecha ni a izquierda debemos mover nuestros pies, sino solamente seguirle a Él.  No confiar en mi propio juicio, ni en mis cálculos, ni siquiera en mi agenda, y menos aún, en mi interpretación de la palabra de Dios. Romanos 7:15  nos dice “Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.”
Querida, si te ha sucedido como a mí,  te recuerdo la esperanza que nos da la Escritura:
Ahora, pues, NINGUNA CONDENACIÓN hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.  Rom.8:1

Y conste que escribí  ESPERANZA, no permiso para hacer lo que se nos antoje. La esperanza de que el Señor ande trabajando en mí y conmigo, cambiando, transformando, tocando mis áreas de confort. La esperanza de que en la palabra de Dios halle instrucción, y esperanza de saber que esa instrucción deje de ser letra muerta y se convierta en actos de obediencia y amor al Señor.
Por eso te decía que me hubiera encantado tener de copiloto a mi amiguita y mostrarle que soy tan caída o más que ella, pero que es el Señor quien con Su gracia, inexplicable, quien me anima y dirige de nuevo a su amoroso cuidado.

¡Bendiciones y que el Señor nos ayude!

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