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martes, 21 de julio de 2015

SU SEÑAL.

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Cuando era niña, me encantaba marcar mis libros y libretas con mi nombre. Sobre todo a la hora de ir a la escuela, cuando se juntaban libretas similares a la mía, era muy importante que marcarlas para no perderlas.  La etiqueta mostraba que era mío,de mi  propiedad.   Para que nadie lo toque, nadie se lo lleve. 
Cuando los primero exploradores llegaban a tierras, nuevas y desconocidas, lo que hacían eran sembrar en tierra, una bandera o estandarte que representaba su lugar de origen. Para decir, esta tierra pertenece a...

El libro de Cantares, ha tenido mil y una interpretaciones para el mundo secular: ejemplo de literatura amorosa, poesía erótica, y mil cosas más. Pero como hija de Dios, he aprendido que el libro de Cantares, escrito por Salomón, nos presenta una hermosa visión de las bodas del Cordero, Jesús, con su amada iglesia, con nosotros.

Y ya son varios días, sino que semanas, que traigo una alabanza alojada en mi cabeza,  basada en Cantares, 2:4

"Me llevó a la casa del banquete, y su bandera sobre mí fue amor".

Y es la novia - la iglesia: tú y yo- la que dice eso de su Amado Jesús. Y leyendo el versículo, veo al Señor Jesús, declarando su propiedad sobre mi vida, sobre tu vida. Veo a Cristo diciendo: Quiero celebrar contigo la tierra nueva que antes era inhóspita, deshabitada. Y lo imagino tomando nuestra mano para llevarnos a la casa del banquete: a deleitarnos y gozar de la hermosura del Dios Padre que tenemos.

Y dice el versículo: "su bandera sobre mí , fué amor". Es una señal, un 
medio de declararnos Su propiedad, porque cuando Cristo viene a morar en nosotros, cuando reconocemos Su señorío y derecho en nuestra vida, el Espíritu Santo viene a morar dentro de tí y de mí. Y si Dios es amor (1Jn 4:16).. ¿qué mora en nosotros? Su amor.

Pero... ¿será eso lo que ven los demás en nosotras? ¿El amor de Dios es lo que nos identifica? ¿Será que cumplimos lo que dice Jesús :

"En esto conocerán todos que sois MIS discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros." (Jn 13:35)

¿O cuál es nuestra bandera, querida? ¿Quizá amargura? ¿Envidia? ¿Nuestros derechos? ¿Nuestro dinero? ¿Nuestra belleza? ¿Vejez? .. O tal vez, hemos levantado como nuestro signo de identificación y valía, a nuestro esposo, a nuestros hijos, a nuestra familia. La bandera que nos identifica como hijas de Dios, a veces queda completamente tapada por las muchas señales que vamos clavando en nuestra vida, y es una pena.. Porque muchas veces olvidamos la miseria en que vivíamos, de la cual el Señor nos rescató, lavó y limpió, y nos llevó, amorosamente, a Su casa de misericordia, a su banquete de paz y vida eterna...
Cuando ves algún desfile, generalmente antes de un contingente, hay un estandarte que identifica y define al grupo. Un estandarte que va adelante, como anunciando.

Entre los muchos nombres de Dios, está Jehová Nissin : el Señor es mi estandarte. Primero Dios. Dios delante de nosotros. Delante de tí y de todos los problemas que puedas estar atravesando. Jehová Nissin declarando : es mi hija. Es de mí propiedad. Jehová Nissin, mi estandarte que me protege, que otra vez abre caminos en el desierto y ríos en la soledad . Jehová Nissin, el Padre Bueno que a su amado Hijo, le dió bandera y señal, para marcarnos como tierra conquistada por la sangre del Cordero:

“Acontecerá en aquel día que las naciones acudirán a la raíz de Isaí, que estará puesta como señal para los pueblos, y será gloriosa su morada.” Isaías 11:10

Hermana querida, si la bandera del Señor ha estado algo oculta en estos días, ponte cuentas con El. Pide perdón por izar otras banderas, en lugar de la Suya. Arrepiéntete, y vamos, ¡ vamos a la casa del Banquete”
Claudia

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