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viernes, 1 de mayo de 2015

LA RAZÓN DE NUESTRA ESPERANZA






"Y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;" 1 Pedro 3:15.

¿Te han hecho preguntas incómodas, o de plano, mal intencionadas con respecto a tu fe? Suenan como a burla o ninguneo, ¿verdad? ¿Que si estoy perdiendo mí tiempo? ¿Que si seguir a Cristo es locura?
Y parece que cuando las hacen - y quienes las hacen- aprietan el botón de mi enojo, de mi ira y claro, humanamente me dan ganas de responder todo lo que mi altanera cabeza piensa, razona y orquesta... y no es nada ni agradable, ni bueno y menos perfecto.
Pero gracias a Dios que me trae a memoria esta enseñanza de Pedro, donde me dice qué debo de hacer cuando esto suceda:

* ESTÉ PREPARADA: dispuesta, tener la intención o el ánimo de hacer.
* PARA PRESENTAR: para ofrecer, para explicar, exponer, mostrar
* DEFENSA: resguardo, protección, custodia.
* CON MANSEDUMBRE: docilidad, suavidad, dulzura, apacibilidad, afabilidad, sumisión, sometimiento, humildad, transigencia, benignidad.
* Y REVERENCIA: con respeto.
* ANTE TODO AQUEL: sin hacer excepciones.
* QUE OS DEMANDE: exigir, instar, reclamar, solicitar, pedir, requerir, suplicar, rogar, implorar.
* RAZÓN: argumento, explicación, prueba, justificación, testimonio
* DE LA ESPERANZA confianza, seguridad, certidumbre, creencia, promesa.
* QUE HAY EN VOSOTROS: adentro de ti y de mí. En nuestro espíritu.

Sin gritos ni sombrerazos. Sin el afán de ganar el debate, sean cual fueren las intenciones del que pregunta. Rogando que el Espíritu Santo de Dios y de Cristo sea el que responda con su principal atributo: Amor. Y del amor, surgirá entonces la mansedumbre, la humildad y la sincera compasión hacia los que aún no creen en Jesús como esa esperanza nueva de vida. No es condenando, porque Jesús no vino a eso al mundo, sino a salvarnos.
No es a bibliazos, ni recitando versículos, ni juzgando pecados ajenos y mucho menos con una actitud que blasfema y niega lo que decimos vivir en Jesús. No será con nuestra hábil lengua que convirtamos a nadie y transformemos corazones. Ese es trabajo de Dios y de nadie más.
Sin duda, la mejor explicación de nuestra esperanza, de nuestra fe, es una vida transformada. Por El y para él.
Así que cuando llegue la pregunta - que llegará, no lo dudes- ora, cuenta hasta 10 y que tus palabras sean congruentes con tus actos.

Bendiciones, querida!

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