La promoción suena más que interesante: 20 meses sin
intereses. El artículo que siempre has deseado, ahora, al fin, a tu
disposición. Haces cálculos tan ligeros
como errados, y muy contenta inicias un sistema de esclavitud, la deuda, que al tercer mes, se va a hacer difícil,
tortuoso. Los estados de cuenta llegan puntuales. Y el artículo que siempre
deseaste y que te metió en este lío,
observa tu inquietud desde el rincón que ocupa apenas llegó a casa.
La tentación siempre llega con la invitación al pecado. Luce
bien. Normal. Hasta inocente. Y esa es la manera en que el enemigo – recuerda que
Dios NUNCA tienta- empieza a llamar a la puerta de nuestro corazón. A veces con
golpecitos discretos, pero insistentes. Nuestra debilidad se ve atraída por eso
que es mi deseo, mi antojo, mi sueño posible.
El pecado, siempre surge de la insatisfacción de nuestro corazón y por
lo mismo, es que cuando pecamos, realmente no conocemos el alcance, el impacto,
de lo que estamos decidiendo. Si supiéramos cómo afecta, a otras personas, cómo
daña y devasta familias o personas…Por eso el título de este texto, los dedos
largos del pecado.
Las decisiones
pecaminosas, no lo dudes hermana
querida, siempre nos alcanzarán. Tarde que temprano. Y no aparecerán en la vida
con el rostro invitador, apetitoso al cual nos rendimos... Noup! Cuando lleguen
las consecuencias, vendrán con el feo rostro de lo que es en realidad: una
ofensa a Dios, el que es Santo, Santo, Santo.
“Contra ti, contra ti solo he pecado,
Y he hecho lo malo delante de tus ojos;
Para que seas reconocido justo en tu palabra,
Y tenido por puro en tu juicio. Salmo 51:4
Y he hecho lo malo delante de tus ojos;
Para que seas reconocido justo en tu palabra,
Y tenido por puro en tu juicio. Salmo 51:4
Y el pecado, por más
íntimo o privado que pienses que es, que nadie te vio que nadie supo,
generalmente conlleva una ofensa a alguien más. A un prójimo, que puede ser
algún desconocido de la calle, o bien, a una amistad, o peor, a alguien de tu
familia. Por eso cuando llegan las
consecuencias, duelen tanto. Porque la ofensa la comete – o la cometemos- en
contra de alguien cercano, íntimo... “Aun mi íntimo amigo en quien yo confiaba, el
que de mi pan comía, contra mí ha levantado su calcañar. Salmo 41:9
Son versículos que suenan como malas noticias. Como que ya
no hay más remedio ante lo que hicimos...
Bendito y alabado sea el nombre de Jesús, que por Su sangre
ha limpiado nuestro pecado y cuando le recibimos en nuestro corazón, nos
arrepentimos sincera y profundamente de toda nuestra maldad anterior
“Para que así como el PECADO reinó
para muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna
mediante Jesucristo, Señor nuestro.” Romanos 5:21
Jesús es la
reconciliación del hombre pecador, con el Dios Santo. Jesús es el Cordero que
fue sacrificado para que tú y yo, y todos los que creen en Su nombre, fueran
liberados del pecado.
Y ciertamente, el pecado ya no tiene poder sobre nosotras y
hemos sido perdonadas, libradas del
juicio eterno y entregado a la vida con Jesús, libre.
1 Rey. 8:50 Y
perdonarás a tu pueblo que había pecado contra
ti, y todas sus infracciones con que se hayan rebelado contra ti, y harás que
tengan de ellos misericordia los que los hubieren llevado cautivos"
"Mi pecado te declaré, y no encubrí
mi iniquidad.
Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;
Y tú perdonaste la maldad de mi PECADO. Salmo 32:5
Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová;
Y tú perdonaste la maldad de mi PECADO. Salmo 32:5
Pero de las consecuencias del pecado, nadie nos libra. Dios las usa como un profundo y doloroso
método de enseñanza, y como tal, eficaz como Su palabra. Gracias a Dios por su profunda misericordia y
por su Espíritu Santo que nos dan esa convicción de haber pecado, de saber que
sólo por Jesús somos perdonas y que en el juicio de Dios, abogado tenemos.
¿Pero qué se hace con esas consecuencias? ¿Cómo una hija de
Dios debe vivir ese proceso? ¿Qué cuando las consecuencias del pecado de otros,
me alcanzan a mi o alguien de mi familia?
“Acérquense a Dios, y
él se acercará a ustedes. ¡Pecadores, límpiense las manos! ¡Ustedes los
inconstantes, purifiquen su corazón! Santiago 4:8 “
Más que nunca, estar
cerca de Dios y de Jesús nuestro Salvador. Orando, leyendo, alabando. En la intimidad de
mi dolor, Él es Fiel. Si ha permitido que yo viva esto, es por una razón. Para
que en medio de mi aflicción o prueba (consecuencia) Él sea glorificado.
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive
Cristo en mí; y lo que ahora vivo
en la carne , lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se
entregó a sí mismo por mí. “ Gálatas 2:20
“Porque todo lo que fue escrito en tiempos pasados, para nuestra
enseñanza se escribió, a fin de que por medio de la paciencia y del consuelo de
las Escrituras tengamos esperanza”. Romanos 15:4
Toda la Biblia anuncia Jesús. En la Biblia, en la palabra de
Dios, hallaremos la paciencia necesaria para vivir el proceso, y el consuelo de
saber que esta leve tribulación, es momentánea. Dios es eterno.
Deut 24:16 "Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los
padres; cada uno morirá por su pecado."
El Buen Padre que tenemos, es Justo. Por eso juzgará a cada
quien en lo individual. Aún los hijos de los malvados, tienen oportunidad de
salvación si se arrepienten y creen en Dios. Si te preocupa esta idea de “heredar”
pecados a tu descendencia, el Señor oye tu clamor de liberación para ellos. ¡Benditas
sean sus promesas! Y si el pecado ha tenido manos largas en tu vida, !te garantizo que la mano del Poderoso , no se ha acortado!
Linda, Dios es bueno. Y Fiel. Y nosotros no, pero aún así ha dicho que
estará con nosotros en valle de sombra y muerte. Si lo dijo, así será. No lo dudemos. Lo que sea que el Señor provea a tu vida, aún
las mismas consecuencias del pecado,
tiene el gran propósito de hacerte cada vez más parecida al precioso
Jesús.
¡Bendiciones y que el gozo del Señor sea nuestra fuerza!
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